En los Juegos Olímpicos de 1936, Berlín se transformaría en el
escenario que marcaría el debut de la selección de fútbol de Perú en las
Olimpiadas. Por ese entonces el mundo estaba teniendo sucesos políticos
que marcarían los años venideros, y también la suerte del
representativo peruano en los juegos.

Pero no toda la fiesta saldría como los alemanes pretendían ya que en
primera instancia el corredor afroamericano Jesse Owens obtendría
cuatro medallas de oro en las disciplinas de 100 m., 200 m., en salto y
en posta 4x100, erigiéndose de este modo como el gran deportista de
Berlín y propinándole el primer cachetazo al régimen nazi.
Además de Owens, la selección de fútbol de Perú también haría lo
suyo, consumando un buen desempeño, por el cual se los conoció como los
campeones morales de 1936.
Lo que sucedió en el fútbol fue insólito y hasta el día de hoy no hay
explicaciones claras sobre ese acontecimiento. Perú llegó a los cuartos
de final, instancia en la que le tocó enfrentarse al combinado de
Austria (país que tenía mucha relación con Alemania, tanto política,
como económicamente).
En ese cotejo, por demás controvertido, la selección de América del
Sur se impuso ante la europea por 4 tantos contra 2, en un tiempo extra
donde además el árbitro invalido tres goles. Sin embargo, y a pesar del
claro triunfo que le hacía a Perú pensar en su choque de semifinal, al
día siguiente los austriacos protestaron y exigieron una revancha,
aduciendo que aficionados peruanos invadieron la cancha y agredieron a
un jugador austriaco.
Algunos afirman que esto nunca pasó y que todo nace de la
nacionalidad austriaca de Hitler quien se mostró indignado ante el
resultado del primer partido.
Notificado de esta situación, Perú trató de ir a la reunión asignada,
pero se retrasaron por un desfile alemán, y al final, la defensa
peruana nunca fue escuchada, por lo que el Comité Olímpico favoreció a
los austriacos programando la revancha.
Cuando el COI decide repetir el encuentro a puertas cerradas la
selección de Perú en son de protesta no se presentó y finalmente se le
dio por ganado al conjunto europeo.
Por este acontecimiento, recordado hasta estos días, se lo conmemora a
Perú como el campeón moral de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
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