jueves, 14 de mayo de 2009

Para pensar un poco

por Kogi Kabuto


Torneos y Competencias, la mayor productora de eventos deportivos de Latinoamérica y su hermana menor, TyC Sports, señal de cable por donde se transmiten la mayoría de los eventos deportivos, reciben de la AFA anualmente, por un contrato que va desde el 2007 al 2014, $180 millones… lo que deja en claro por cuánto hay que multiplicar ese escalofriante número para ver a cuánto ascienden las ganancias netas para el Grupo Clarín. Sin embargo, hoy en día se encuentran en grandes aprietos ya que este negociado se va a ver finalizado con la cristalización de la nueva Ley del Servicio de Comunicación Audiovidual de la Nación.

Lo que fue ganancia para unos pocos, se vislumbró en el conflicto mediático por el regreso de Ariel Ortega a River, luego de ser cesanteado por este último y su posterior desembarco en la segunda División del fútbol argentino; en donde el anteriormente mencionado Carlos Ávila se ofrecía a pagar la rescisión del contrato que unía al jujeño con el equipo mendocino de Independiente Rivadavia… o casualidad, quien es el gerenciador de este club, es ni más ni menos que Daniel Vila (ver recuadro Relaciones peligrosas) Lo que lleva a pensar la cantidad de dinero que ha ganado durante su gestión en TyC del “Negro” Ávila.

Para que se tenga en cuenta, se está llegando a comparar a nuestro fútbol con el mexicano, en donde son los canales de TV (Televisa y TV Azteca) los dueños de los más grandes equipos de fútbol de primera división: América, Atlas, Pumas, por nombrar solamente algunos.

Quizás Ávila y el Grupo Clarín hayan tenido en mente tratar de hacer lo mismo que Berlusconi en Italia o Murdoch en Australia.

Lo que si va a quedar en claro, es que el negocio que hasta el día de hoy tenían el grupo Clarín con la AFA se va a terminar en breve. Esto no es para festejar ni mucho menos, pero por lo pronto vayamos pensando en no tener que destinar parte de nuestro sueldo o a ahorrar para poder ir a la cancha para ver al equipo de nuestros amores, sino en qué sillón nos vamos a sentar y en compañía de quién vamos a ver ese partido.



Esta nota fue publicada en la Revista "Aluvión Popular" edición número 5 del Año II.

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