miércoles, 25 de septiembre de 2013

Por la sangre de Abdon

El fútbol en sus últimas décadas se ha vuelto cada vez más y más profesional, con jugadores que pasan de un equipo a otro, técnicos que hacen exactamente lo mismo, padres que se llevan a sus hijos muy jóvenes a clubes de Europa bajo la promesa del oro y el moro, y demás avatares que marcan el presente de un deporte que no siempre fue así.
En sus inicios, el fútbol contaba con jugadores/fundadores, jóvenes con ganas de practicar este hobbie traído por los ingleses a fines del siglo XIX. Estos muchachos levantaron muchos de los clubes que hoy conocemos y que son grandes ganadores de trofeos a lo largo de más de cien años de historia en el continente americano.
Por la sangre de AbdonMuchas de las instituciones que enriquecieron el recorrido futbolístico en nuestro continente presentan detalles, anécdotas y particularidades que se remiten a los principios, al surgimiento y al recuerdo.
Una de las más características está ligada al primer club de Sudamérica que fue fundado solo para jugadores criollos, algo que para la época fue todo un desafío ya que los mejores jugadores eran extranjeros, en su mayoría de origen inglés. Pero con sacrificio, esfuerzo y dedicación a mediados de 1899 se funda el Club Nacional de Football.
En su primera década de vida esta institución dejaría la huella para siempre en el fútbol rioplatense teniendo como protagonistas tanto a los hermanos Cespedes como al enigmático  Abdon Porte.
Porte nació en la ciudad de Libertad en el departamento de Durazno, en una fecha que resulta totalmente incierta. En el barrio rápidamente lo apodaron “El Indio” por la cantidad de travesuras que hacía de niño, mientras que como jugador se caracterizaba por su presencia y técnica, donde a pesar de no ser muy alto se destacaba por su efectividad en el juego aéreo.
Sus primeros pasos en Nacional los daría a principios de 1911 donde jugaría hasta 1918 con más de 200 partidos en su haber, pero previamente, el amanecer de su carrera futbolística lo vería jugar en Colon, otro conjunto importante del momento (club que milita actualmente la tercera división), para después pasar por Libertad y finalmente recaer en el “Bolso”.
Los primeros años en el Tricolor lo tuvieron desplazándose como defensor por derecha pero sus dotes obligaron a que fuese re ubicado como mediocampista, con el número 5 siempre resguardando su espalda. Su presencia fue adquiriendo cada vez más importancia en la institución, de forma tal que nos solo se hizo acreedor de la capitanía en los últimos cinco años sino que, además, integró la selección de su país con la cual conquistó entre otros trofeos la primera Copa América en 1917.

Pero un año después de dicha obtención todo cambiaría para Porte. La decisión de los dirigentes de reforzar el mediocampo trayendo a Alfredo Zibechi sería lapidario para Abdon que en el primer encuentro de la temporada se encontraría ocupando un lugar en el banco y vería en tal hecho como se sellaba el principio del fin.
En el primer juego Nacional ganó por tres tantos contra uno y como era habitual en la época los jugadores se reunieron a festejar en un bar. Cercana la medianoche todos se fueron a sus hogares, con excepción de uno. Porte eligió un destino distinto, su ruta lo llevó hasta el Parque Central donde después de ingresar a la mitad del campo de juego con dos notas en los bolsillos tomó la determinación de pegarse un tiro.
Las crónicas del día siguiente daban cuenta de cómo el canchero del club lo había encontrado tendido con el arma en el corazón y su sombrero de paja en un costado.
Pero lo que sorprendió a propios y extraños fueron sus últimas palabras, sus últimos deseos que se trascribían en las cartas de despedida: “Querido Doctor José María Delgado” comenzaba una de las notas dirigida al presidente de la institución, “Le pido a usted y demás compañeros de Comisión que hagan por mí como yo hice por ustedes: hagan por mi familia y por mi querida madre. Adiós querido amigo de la vida”. También había dejado una referencia a su verdadero amor: “Nacional aunque en polvo convertido / y en polvo siempre amante. / No olvidaré un instante / lo mucho que te he querido. / Adiós para siempre”, además de una mención para dos viejo amigos de la infancia: “En el Cementerio de la Teja con Bolívar y Carlitos”.
Sin dudas el país entero quedó conmovido por la inusitada situación. En el último adiós sus compañeros custodiaron el féretro, mientras que el padre de los hermanos Cespedes dejó que Porte descanse junto a sus hijos en el Cementerio de la Teja.
Hoy en día su recuerdo sigue latente en una de las tribunas del Parque Central que viste su nombre, además de varios escritos que hacen mención al mítico incidente, donde Abdon Porte decide terminar con su vida al saber que no va a defender mas los colores que tanto amaba dentro del terreno de juego.


http://www.perio.unlp.edu.ar/ciclopmasd/?q=node/253

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